Estopor, inmovilidad la mirada fija en el cielo, los ojos perdidos,
vacíos, oscuros sin alma. Las rodillas pesan en el piso, la cruz sólo refleja
el futuro que se espera, los segundos se arrastran en el viento, las gotas,
densas gotas golpean tristemente contra la vida, los ojos pierden el cielo, la
cortina se cierra a la mirada de una mañana, el cuerpo, lento, arrastra el aire
enmudecido hacia la inevitable caída que aún no arrastra el alma. El puñal
abandonó su refugio momentáneo y el manantial que arrastra la vida es liberado;
al igual que en el alma, por fin muere.
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