Se es arrojado a la vida sin preguntar siquiera, si se está dispuesto a
vivirla, no se puede terminar con ella porque eso implicaría aceptarla. Se
trata entonces de hacer algo con ella,
se maltrata, se malgasta, hasta se intenta dejarla recostada en un árbol,
olvidada, se ingesta alcohol, drogas, pero nada, ella continua a nuestro
lado, fiel como un perro; y de nuevo
tratamos de consentirla, la abrazamos le encontramos amor, pero igual, de nada
sirve, solo nos presenta indiferencia, negación, repudio. Ya cansados de
intentar destruirla y tratar de amarla, nos dejamos absorber por las aguas
constantes del tiempo, sin lugar, sin lucha, construyendo un absurdo total, nos
dejamos morir en busca de una existencia para la nada.
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