Hoy me senté en el parque solitario en la noche, después de regresar del
mundo atiborrado de gente, fue un claro descanso. Después de la calle y el
ruido, la casa y el estar solo frente a la sombra; en el medio el parque, el
viento, el frío y unos audífonos gigantes para privarme del mundo. Pensé en lo paradójico
que puede ser el deseo de huir, al mismo tiempo deseo estar solo, con un libro
y algo de música y enseguida pienso que en el frío donde me encuentro, es solo
una parada momentánea mientras alguien, o tu o ella me acaricia la espalda y me
dice que es hora de entrar y que si había esperado mucho. Solo son sombras que atraviesan
mi mente, deseos que no deseo que se cumplan, encuentros que son simples
grietas que me separan de mí, del tiempo y de la vida que arrastro. Doy lastima
en este punto donde alguien lee y no es capaz de terminar tan cursi
pensamiento.
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