Es maravilloso como el sonido poco a poco comienza a invadirlo todo con
su suavidad y al mismo tiempo la fuerza que es capaz de abarcar todos los
sentidos, el frío y el sonido de la trompeta que es como el viento, las cuerdas
del contrabajo, la batería y el piano sincronizados en su desorden son
estupendos para dejarse abrumar y llevar hacia la nada. Hay algo constante y
cortante todo sucede en lapsos de tiempo similares, las notas se deslizan en el
cuerpo, la batería improvisa y lo revuelve todo en medio de otra presencia que
se mantiene en el aire, lenta, muy lenta comienza abarcarlo todo, se impregna
en la memoria y comienza a transportar a recuerdos tristes, no hay otro tipo de
recuerdos, ya que la alegría no se guarda, simplemente se vive. El resto lo
guardamos y lo liberan algunos aromas o algo de música.
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