El alma sonríe abandonando la semilla.
El dulce tiempo acompaña, enviando sus pequeños para encender el sueño
de lo perdido, solo el instante en que los dioses perdieron su fama, fue
necesario para darles muerte.
Como el sueño pequeño, que sonríe dentro de los parpados y derrama vacío
dentro del alma.
Todo lo visto en una vida, acaba desbocado en un momento, como el
particular momento en se ve el río, continúa despedida de presentes.
La muerte arrulló la vida, el adiós le canta al hola, todo vuelve a
pasar en siete segundos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario